lunes, 11 de febrero de 2008

El día que toqué a...

Os voy a contar la historia de cómo le dí un apretón de manos a Quentin Tarantino. Es uno de esos momentos en los que el Universo parece plegarse y girar alrededor de uno mismo. Todo comenzó como uno cualquiera de esos días de paseo por la Gran Via de Madrid. Podía ser un martes de hace unos dos o tres años. Pasaba por casualidad por delante del viejo Palacio de la Música y me asomé a un pequeño grupo de personas que parecía esperar detrás de una valla la llegada de algún famosete antes del preestreno de una película. Normalmente echaría un vistazo y seguiría mi camino, pero en aquélla ocasión se presentaba Kill Bill vol.2. No sé exactamente cómo, pero conseguí escabullirme hasta el interior del cine a pesar del control de seguridad que la distribuidora encargada de la organización había organizado. Pero al fin y al cabo allí estaba yo y sin ningún tipo de problema me planté en frente de Quentin a medida que avanzaba hacia la pantalla para presentar la película y tuve el honor de ser el único en todo el cine en darle un apretón de manos. Siempre me ha parecido una anécdota curiosa de algo totalmente imprevisto.

3 comentarios:

Samu dijo...

Y ahora cuenta la de Tom, cabroncete...

ajajjajaj!!!!!

Anónimo dijo...

Eso, queremos la de Tom Cursi!!! Que, por extensión, incluye una cuasi relación íntima con Nicole! Y no olvides el final de la anecdota, cuando tu mano pudo llegar a gangrenarse por falta de higiene. Que no parabas de olertela, guarrete!
Un abrazo
Dani.

Anónimo dijo...

Nunca tuvo pruebas de este apretón de manos.

Nadie le creemos, pero el es feliz volviendo a contar la historia...

en fin....