
Os voy a contar la historia de cómo le dí un apretón de manos a Quentin Tarantino. Es uno de esos momentos en los que el Universo parece plegarse y girar alrededor de uno mismo. Todo comenzó como uno cualquiera de esos días de paseo por la Gran Via de Madrid. Podía ser un martes de hace unos dos o tres años. Pasaba por casualidad por delante del viejo Palacio de la Música y me asomé a un pequeño grupo de personas que parecía esperar detrás de una valla la llegada de algún famosete antes del preestreno de una película. Normalmente echaría un vistazo y seguiría mi camino, pero en aquélla ocasión se presentaba Kill Bill vol.2. No sé exactamente cómo, pero conseguí escabullirme hasta el interior del cine a pesar del control de seguridad que la distribuidora encargada de la organización había organizado. Pero al fin y al cabo allí estaba yo y sin ningún tipo de problema me planté en frente de Quentin a medida que avanzaba hacia la pantalla para presentar la película y tuve el honor de ser el único en todo el cine en darle un apretón de manos. Siempre me ha parecido una anécdota curiosa de algo totalmente imprevisto.
3 comentarios:
Y ahora cuenta la de Tom, cabroncete...
ajajjajaj!!!!!
Eso, queremos la de Tom Cursi!!! Que, por extensión, incluye una cuasi relación íntima con Nicole! Y no olvides el final de la anecdota, cuando tu mano pudo llegar a gangrenarse por falta de higiene. Que no parabas de olertela, guarrete!
Un abrazo
Dani.
Nunca tuvo pruebas de este apretón de manos.
Nadie le creemos, pero el es feliz volviendo a contar la historia...
en fin....
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